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Alonsito

  • Juan Pablo Meneses
  • 27 mar 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 11 jul 2022


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Alonsito es un bebe feliz, igual que su hermano y hermanita, tiene el alma pura. Desde pequeñito es risueño y coqueto con todos. Cuando nos vimos por primera vez hizo una muequita que juraría es una sonrisa y tomó mi dedo con su manito. Alonsito tiene ojitos color aceituna y es blanquito como mamá y papá. Eso si, Alonsito nació con pelito oscuro a diferencia de sus hermanitos y mami que nacieron calvitos. La mami dice que es ´´morochito´´ como el papi y yo le digo que tiene la ternura de la mami. Alonsito es muy dormilón, su juguete favorito es una pelotita amarilla que le regalaron el Abu y la Abi que combina muy bien con su monito de Barcelona que le regaló el tío Eduardo. El Papu lo lleva a pasear una vez a la semana y ya lo quiere meter a la piscina. Las tías Chabi y Titi le traen regalitos todos los días y babean por el. Le puse un apodo, le digo ´´lonsito´´.

Alonsito ya dio sus primeros pasitos y tuvo sus primeras caídas, pero es muy valiente, se levanta y vuelve a intentarlo. Juanpi lo acompaña con paciencia y amor en su aprendizaje así como hizo con su hemanita Meli, que le dice ´´Aonsito´´ cuando lo ve y sonríe. Alonsito es muy tragón, come todo el día. La pelota sigue siendo su fiel compañerito de juegos y cuando llego a casa me dice ´´peota peota´´ para que juegue con el.

Alonsito pisó la playa por primera vez, sus ojitos aceituna se iluminaron con la inmensidad del mar y la suavidad de la arena. Hicimos castillos, jugamos con Doddy y nos bañamos en el mar todos juntos. Se enamoró de una estrella de mar y quería llevarla a casa, entre lágrimas entendió que no debía alejarla de su hogar y la dejó partir. Me miró, sequé sus lágrimas y nos abrazamos. Había aprendido una lección que nunca olvidaría. Luego caminamos todos juntos tomados de la mano por la playa mientras el sol caía.

Un día Alonsito me vino a despertar por la noche asustado, había tenido una pesadilla y tenía miedo a la oscuridad. Recordé el miedo que le tenía yo también y la seguridad y calma que sentía al lado de papá. Lo abracé y salimos a pasear a Doddy, conversamos y nos prometimos siempre que tengamos miedo nos abracemos muy fuerte y que el miedo pasará.

Pasaron los años, Alonsito creció, fue a la escuela, colegio y universidad, tuvo grandes alegrías y tristezas, grandes triunfos y fracasos de los cuales aprendió y llegó a ser un gran ser humano. Siempre fue un gran hermano y amigo, un gran hijo y un maravilloso nieto, pero en especial un extraordinario hombre de bien, siempre rodeado de amor y devolviendo ese amor. Esa es la vida que queríamos para ti, mi amor.

Alonsito venía, pero no llegó, sin embargo se quedó para siempre en nuestro corazón. Llevo tu almita en mi bolsillo del pecho y cuando siento miedo me acaricia tu abrazo y percibo tu voz que nunca escucharé cada mañana que me dice:

´´Levántate papito, no estés bravito, te ama tu Alonsito´´.

 
 
 

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